martes, 14 de junio de 2011

Etapa I: Detalles de los primeros meses

El Tiempo ha corrido demasiado rápido en estos meses, con muchas cosas de las que deben hacerse, con bastante trabajo, con varias preocupaciones y a marchas forzadas muy poca inspiración. Pero es necesario hacer un alto y reparar en los grandes motivos de regocijo que rondan sin que se les pueda bien atrapar.

Él llegó lleno de sonrisas desde las primeras horas, a pesar de todo lo difícil que fue su bienvenida al mundo, la intención de recibirlo de manera suave se vio enfrentada a esa sabia aunque incomprensible voluntad de la naturaleza de hacer las cosas a su manera, la cual suele ser ya mucho, ya un poco cruel. La bienvenida suave y húmeda se volvió de repente larga espera de esfuerzos extenuantes, cada uno por su parte. Pero al fin, después de su gran lucha por el primer aliento, él llegó y no ha parado de sonreír.

De dormir, comer y comenzar a hacer sus primeras voces y movimientos indefinidos fueron muchas semanas, en las que en ojos y manos más claramente se fue viendo el aprendizaje progresivo, arduo, de quien recién nació. Sus manos apretaron desde el inicio, esa prensión que indica a los dedos de los padres que su hijo está ahí, atento y dispuesto a la vida. Luego los sonidos, definiéndose en el espacio, verificándose por sus reacciones según su grado de liga emocional, según su intensidad, según su cotidianidad, según sea de mamá o papá. Ahí uno aprende el sentido de la música, su sentido rítmico, su lógica, su relación con el ambiente y la necesidad de producirla de todos los modos posibles. El control y la precisión en su mirada, la definición y reconocimiento de colores formas, objetos y movimiento, su forma de ver el cielo y la mirada perdida antes del sueño, y me encuentro con mi propio camino recorrido.

Me quedo pensando que los primeros juguetes ayudan a construir un mundo de imágenes que nos acompañaran por toda la vida; al final, los colores, formas y texturas de esos osos, leones y bichos que aprendimos a agarrar y a llevarnos a la boca serán la base para construir nuestro mundo interno, ya fantástico, ya relativo a la realidad. Así estuvo con sus primeros juguetes, viéndolos concentradamente, o haciendo ejercicio de jaloneo con ellos, paladeando el sabor, volviéndolos compañeros de la vida, tal como las suaves mordederas con estrellitas que le regalara su abuela que vino desde el Sur para verlo nacer, como las sonajas y fiestas de la abuela y la tía de más cerca, como aquel muy completo juego de animales de vivos colores que hace muchos sonidos al tocarlo y que le regalara su tío viajero que vive del otro lado del mar, y los demás animales y personajes de tela y peluche que han llegado para conformar poco a poco este pequeño gran mundo.

Sostener la cabeza, es de los primeros grandes logros del cuerpo humano, combinación del esfuerzo y el equilibrio justos que se ira perfeccionando con el paso del Tiempo y luego con la voluntad individual. Al lograr esto comenzamos a parecer personas, personas chiquitas que comienzan a tener expresión e interacción social, parece que le pudiéramos hablar a este bebé y nos va a entender. Con el control de la cabeza sumado a los impulsos de unas piernas cada vez más fuertes vinieron en consecuencia ciertos giros y torsiones que le hicieron descubrir cómo quedar boca arriba, boca abajo apoyado en sus codos y manos, e incluso si bien le parece quedarse un rato así, también sabe permanecer en su costado.

Una gran alegría para los padres es la salida de los primeros dientes, aunque pienso que para él no debió haber sido nada agradable, y de hecho el camino con sus dientes todavía es largo; siempre suelen ser los de abajo y así pasó con él, sin perdernos ni una gota de la profusión de babas. Aprenderá sin duda que dependiendo de que tanto los cuidemos desde chicos, o a veces ni con eso, pueden torturarnos toda la vida, sin que niegue yo que habla aquí la experiencia propia. Sin embargo no dejó de ser una gran revolución en su vida, ahora comenzaron los nuevos alimentos, los distintos sabores y distintas sensaciones al tragar; manzana, pera, zanahoria, chayote, calabaza y plátano fueron los primeros en entrar a la dieta y vemos con una sonrisa asombrada y también de alivio cómo, poco a poco, le va gustando comer. Muchas discusiones hubo entre las mujeres de la familia en torno a lo que debía comer o no y cómo hacerlo, pero una dieta elaborada por el pediatra vino a ser el más recto juez en la contienda y ya todo es tranquilidad.

Ha salido ya varias veces a pasear después de que mamá estuviera tranquila con las vacunas, y con ella, yo también. Y es que ese de las vacunas y su peregrinar es otro cantar, pero dichosamente ahora no lo vamos a tocar. Salió ya a una fiesta en piscina, y a la plaza con su mamá a trabajar, ha visitado a algunos amigos y con su abuela y su tía suele pasar algunas tardes, ha ido dos veces al teatro, oficio del padre, la primera no duró ni un minuto, pero la segunda vio la obra completa más una ceremonia y bocadillos que hubo al final. Nuevamente, no he de negar que es tan simpático que es un gusto salir con él a pasear.

En casa somos ya tres personas, sólo que una de ellas está ganando peso, tamaño y sorpresas día con día. Cada uno con necesidades distintas y a veces con malos momentos, los de él acompañados a veces como estrategia con gritos de desesperación, es cansado, claro, pero hay que apelar a todas las fuerzas de la paciencia, y siempre al final viene la calma, y siempre, como dice su mamá, ¿Quién puede con esa sonrisita?

Tal se puede decir y, como si fuera un tesoro, guardar de esta primera etapa.

 

Transición

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