viernes, 30 de noviembre de 2007

Extraña transformación.

Últimamente he estado padeciendo una transformación extraña, y me parece importante mencionarlo porque tal vez sea yo de las últimas generaciones, sino es que la última, que vaya a padecer ésto que ahora yo siento. Hace poco vi una película que me dio una imagen clara del fenómeno al que me refiero, se trata de un muchacho enredado en un fuerte problema con el Tiempo, pues llega a descubrir la manera de viajar a través de él, sí, pero sólo le sirve para tener que decidir regresar al momento en que debía morir (No diré el nombre de la película para no vender el final a los que no la han visto). Pues bien, este muchacho descubre que existe una parte de nuestro ser capaz de adelantarse al Tiempo y llegar a los lugares y realizar las acciones que haremos antes de que el resto de nuestro cuerpo llegue ahí, es una especie de tubo líquido que sale del plexo solar y se proyecta hacia adelante... este tubo se puede conectar a los portales del Tiempo que existen en la naturaleza. Todo esto, por supuesto, sólo él puede verlo, y una anciana que ha escrito un libro que se llama La filosofía de los viajes en el tiempo.
Hay un hilo, o tubo, estoy seguro, y este nos conecta no sólo con el Tiempo.
Es un tubo así el que percibo caminando por la calle cuando no me siento del todo caminando en una calle, trato de percibir la realidad de esa calle con claridad y comienzo a encontrarla distinta, la percibo con ruido, reacciono a destiempos, descubro que hay una parte de mi cuerpo que no está en ella y se encuentra metida en esta amplia red informática del mundo. Y tal vez esté muy desesperada por encontrar sus espacios. En pocas palabras, en muy poco tiempo, dos meses digamos, que es el que ha durado mi contrato a Internet, me he entregado totalmente a construir todo este tipo de páginas y blogs en los que se va depositando en palabras, imágenes y símbolos, aquello que yo soy. He creado un fuerte cordón que me lleva directamente hacia mi computadora, y la mía no es portatil.
Así, yo, hombre de 33 en este 2007 comienzo a construir, entender y controlar un cordón que se proyecta a un portal infinito construido por la humanidad y para la humanidad, y en este portal se va definiendo mi perfil. No lo entiendo aún. Me cuesta trabajo, angustia y dolor. Y siento culpa también por estarme perdiendo muchas cosas del mundo en el que nací.
Sin embargo estoy aprovechando, pues para las generaciones anteriores a la mía, que seguro en algún momento atravesaron por mi angustia, llegar a esa palabrita que aquí parece insignificante, "publicar" era un sueño alcanzado por muy pocos; y en cuanto al alcance de las publicaciones, bueno, pues no hablemos. Hoy podemos publicar cualquier cosa sin tanto esfuerzo, sin tanto gasto, y el alcance es sumamente basto, incomprensiblemente basto para la gran mayoría. Es bueno o malo ésto, pues es asunto de grandes y fuertes discusiones. Pero de que el Internet llegó para quedarse en nuestras vidas y arraigarse cada vez más profundamente en nuestro mismo organismo de eso no me cabe la menor duda. Lo mejor será aprender, sobre todo para mi, que no nací plenamente en esta nueva era.
Veremos qué pasa.